5/6/09

Crónicas del linfoma


José Comas.
Crónicas del linfoma.
Prólogo de Ana Lorite.
Epílogo de Amalia Sánchez Sanpedro.
Rey Lear. Madrid, 2009.


La escritura como resistencia. Cuando a José Comas, corresponsal del diario El País en Berlín, le diagnostican una modalidad muy agresiva de cáncer en la sangre, decide no rendirse y utilizar su oficio de periodista como arma de resistencia y de batalla.

Y así escribe entre diciembre de 2004 y febrero de 2008 las crónicas de su enfermedad, dirigidas desde Alemania al Cuerpo Místico, crónicas que enviaba por correo electrónico a sus amigos y compañeros de profesión. Con una estremecedora lucidez que combina valor y distancia, ironía y vitalidad, humor y emoción, el periodista cuenta en tercera persona la peripecia de su lucha contra un enemigo brutal, el No Hodgkin:

Los médicos han diagnosticado en Berlín que José Comas, de 60 años, corresponsal en Alemania del periódico español EL PAÍS, padece un linfoma de tipo maligno que responde al nombre de No Hodgkin. Se trata de "una afección en la cual se forman células cancerosas en el sistema linfático", según la definición del National Cancer Institute de Estados Unidos.
Tanto Comas como No Hodgkin se encuentran en perfecto estado de ánimo y dispuestos para darse de hostias en una pelea a muerte con incierto desenlace. Se trata de un combate en el que vale todo, sin que tengan vigencia las normas de la Convención de Ginebra. Por este motivo, Comas está dispuesto a atacar a No Hodgkin con armas químicas.


El oficio periodístico le proporciona las armas con las que enfrentarse al mal:

Me encuentro fuerte y tranquilo. Afronto la situación con lo que yo defino como «mentalidad periodística» y lo aplico al caso. Se trata de imbuirse de la posición del espectador no involucrado. Con esta mentalidad me aproximé siempre a los temas ya fuese en Kosovo, Haití, las guerras en Nicaragua, El Salvador o Macedonia, los bombardeos en Belgrado, el terremoto de México o lo que fuera. Yo era un espectador y no me podía pasar nada. Por eso creo que nunca sentí miedo. (…) Bueno, pues afronto el No Hodgkin con la misma dosis de esquizofrenia o de mentalidad periodística. Me siento espectador de mi propio mal y espero poder mantener esta posición hasta donde sea necesario.

Y como en un campo de batalla se suceden las escaramuzas, cambia la línea del frente y con los retrocesos y la pérdidas queda afectada la moral del combatiente:

Yo estoy dispuesto a pelear, pero a veces me vengo abajo.

Ana Lorite recuerda en su prólogo cómo surgieron estas crónicas que ahora salen a la luz en Rey Lear como homenaje a su ejemplo y porque la memoria siempre es tan frágil como la vida.

Alineación a la derechaSantos Domínguez