28/3/13

Malaparte. Muss / El gran imbécil




Curzio Malaparte.
Muss / El gran imbécil.
Traducción de Juan Ramón Azaola.
Narrativa Sexto Piso. Barcelona, 2013.


De padre alemán y madre italiana, Curzio Malaparte resume con su vida la primera mitad del siglo XX: combatiente en la Gran Guerra, fascista de primera hora, arrepentido luego y represaliado, comunista tras la Segunda Guerra Mundial. Trabajó como periodista e ideólogo del fascismo italiano, pero desilusionado con Mussolini escribirá sobre el Duce palabras amargas y decepcionadas que le conducirán al exilio y a la cárcel.

Muss, el primero de los relatos de este díptico que publica Sexto Piso, es un bosquejo de biografía de Benito Mussolini. Una obra escrita a lo largo de casi un cuarto de siglo (y se nota durante su lectura), en la que el dictador aparece como un ser mediocre, sin sentido del ridículo e irritantemente narcisista. Malaparte vincula el nacimiento de los fascismos con un último coletazo de la Contrarreforma (en lo que tuvo de rechazo frontal a la modernidad) iniciada en el siglo XVI, recordándonos que tanto Mussolini como Hitler son católicos; y en el caso del Duce, con la manía italiana de encomendarse a un santo y seguir confiando en él ciegamente, por muy decepcionantes que sean sus actos, mentiras y escándalos.

Entre la admiración y el asco, Malaparte describe la práctica fascista que todo tirano debe conocer: despertar los peores instintos del pueblo, siempre pensando en canalizarlos para el único provecho del déspota. El retrato de Mussolini como un ser fatuo, ególatra, hábil, pero fatalmente vulgar, emerge de las páginas de Malaparte, sin que le redima siquiera, su violento final. Sólo en su visita a la morgue donde yace lo que queda del Duce se permite el autor unas pocas líneas piadosas.

Si Muss se acerca, aunque sólo un poco, pues carece de exhaustividad y de una organización lineal, a una biografía, El Gran Imbécil se interna en los terrenos de la parábola y de la pura literatura, con pinceladas que completan el retrato, cruel en lo físico,  de Mussolini como un pobre hombre que se ve como un héroe casi divino, y no es más que un tirano rechoncho, culón, torpe al andar y un saco de patatas a caballo; y cruel en lo espiritual, tanto con el dictador como con el pueblo que se dejó tiranizar durante veinte años y que, para su vergüenza, y la de Malaparte, solo con ayuda extranjera consiguió librarse del Gran Imbécil. Bueno, de aquel Gran Imbécil.

Jesús Tapia