29/7/16

Balzac. La Comedia humana

Honoré de Balzac.
La Comedia humana.
Volumen IV.
Traducción de Aurelio Garzón del Camino
y María Teresa Gallego Urrutia.
Hermida Editores. Madrid, 2016.

De entre los muertos. Convertido en héroe a título póstumo y decretada su muerte civil, Chabert, el coronel napoleónico, es una de las grandes creaciones de Balzac. El coronel Chabert, dado por muerto en una batalla, desenterrado de la nieve y de una fosa de cadáveres, reaparece después de diez años en París en un despacho de procuradores para decir que está vivo. Rechazado por todos, incluso por su mujer, casada ya con otro y heredera única de su marido, lo ha perdido todo, incluso su condición de héroe público, aunque es precisamente en su situación desgraciada cuando alcanza su verdadera altura de héroe.

El coronel Chabert es una crítica demoledora de las instituciones y de los valores sociales. El matrimonio, la amistad, el egoísmo, el dinero, la verdad, la ambición, la justicia, el honor, el prestigio, la corrupción, la burocracia, la hipocresía son algunos de los ingredientes de una crítica despiadada de la condición humana. Bastaría esta novela corta que Javier Marías incorporó a la trama de Los enamoramientos para asegurar a Balzac un lugar importante en la historia literaria.

Ese clásico mayúsculo es una de las cinco novelas que publica Hermida Editores en el penúltimo volumen de las Escenas de la vida privada, una de las series en las que Balzac organizó La Comedia humana.

Están en este cuarto tomo otros títulos imprescindibles de la narrativa balzaquiana, como Beatriz, una novela construida sobre un tríángulo amoroso a través de la figura de dos mujeres, la mujer fatal representada por Beatriz, y la mujer libre, inteligente y culta inspirada en la personalidad de George Sand. Como en Honorina o Una hija de Eva, otras de las novelas de este volumen, un estudio de la condición de la mujer en la alta sociedad francesa del primer tercio del siglo XIX a partir de personajes femeninos inolvidables.
Santos Domínguez

27/7/16

Emmanuel Bove. El presentimiento




Emmanuel Bove.
El presentimiento.
Traducción de Mercedes Noriega Bosch.
Pasos Perdidos. Madrid, 2016.

Pasos Perdidos recupera, con una estupenda traducción de Mercedes Noriega, El presentimiento, una novela de 1935 en la que Emmanuel Bove (1898-1945) cuenta la amarga historia de Charles Benesteau, un prestigioso abogado que un día de 1930, con cincuenta años, rompe con su entorno familiar y profesional y con su vida acomodada, cansado de un mundo que “le parecía un lugar cruel en el que nadie era capaz de tener un gesto de generosidad.”

A medio camino entre los nietos de Don Quijote y los de Bartleby, alejado de todo, en busca de libertad y soledad, el protagonista de El presentimiento, instalado en un inhóspito habitáculo de la zona más miserable de Montparnasse, no tardará en comprobar que su idealismo y sus buenas intenciones siguen chocando con una condición humana que no es mejor en las zonas menos favorecidas de la sociedad, que desconfían de su desinteresada filantropía y de su generosidad.

Escrita con el potente estilo narrativo de Bove, más eficaz y directo que nunca, y adaptada al cine en 2006, El presentimiento es, con su imagen sombría de la sociedad, con su pesimismo existencial y su oscura constatación del fracaso de los proyectos más nobles, una de las mejores novelas de Bove y su edición en español una de las mejores noticias de la temporada editorial.

Santos Domínguez

25/7/16

C. P. Cavafis. Poemas



C. P. Cavafis.
Poemas.
Traducción, prólogo y notas 
de Ramón Irigoyen.
DeBolsillo. Barcelona, 2016.

“La relectura de poemas de Cavafis, en 2015 y 2016, para preparar esta edición que publica la editorial DeBolsillo me ha producido un extraordinario placer. En esta relectura he sentido vivísima la poesía de Cavafis cuyos temas esenciales -el sexo, la religión y el conflicto de civilizaciones- son temas eternos, y por eso no envejecen. /..../ El misterio de su poesía es tan profundo que apenas lo vislumbramos levemente”, escribe Ramón Irigoyen en el intenso, irónico y divertido prólogo que ha puesto al frente de la reedición de los Poemas de Cavafis en DeBolsillo.

Un prólogo en el que, además de destacar la carga autobiográfica de la poesía de Cavafis y el erotismo que se convierte en su centro a partir de 1911, se hace un repaso -en el más amplio sentido de la palabra- por las traducciones y los traductores de estos textos al español desde mediados de los cincuenta. 

“He leído –decía Auden- numerosas traducciones de Cavafis, muy distintas entre sí, y puedo asegurar que todas ellas son inmediatamente reconocibles como un poema de Cavafis; nadie más podría haber escrito poemas como esos.”

Pocos poetas tendrán tantos poemas recordables y tan intensos como Ítaca (Mantén siempre a Ítaca en tu mente./ Llegar allí es tu destino), como otro poema de 1911, como Idus de marzo (Ten miedo a las grandezas, alma mía) o los más antiguos Murallas (Desde el mundo exterior –y sin yo percibirlo-, me encerraron), Esperando a los bárbaros (Y ahora ya sin bárbaros ¿qué será de nosotros?) o La ciudad, el poema que Cavafis prefería de entre los suyos, que se cerraba con estos versos desolados: Al arruinar tu vida aquí, en este rincón mínimo, / para toda la tierra tú ya la has destruido.

Iluminados con las agudas notas finales de Ramón Irigoyen, son algunos de los 254 poemas canónicos que seleccionó el propio Cavafis para que se publicaran, incluido En las afueras de Antioquía, el último poema que escribió, que se cierra con estos versos:

Reventó Juliano e hizo correr
-¿qué otra cosa iba a hacer?- que el incendio era obra 
de nosotros, los cristianos. Que diga lo que quiera. 
No pudo demostrarse, que diga lo que quiera. 
Lo esencial es que reventó.

Santos Domínguez

22/7/16

Cabrera Infante. Habanidades



Guillermo Cabrera Infante.
Habanidades. 
Tres tristes tigres.
La Habana para un infante difunto.
Edición de Antoni Munné.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.

De uno de esos juegos de palabras –“Habanidad de habanidades, todo es habanidad”- a los que era tan aficionado Cabrera Infante toma su título el tercer volumen de sus obras completas en Galaxia Gutenberg, que recoge las dos novelas que publicó en vida.

Aunque dejó varias inéditas que han ido publicándose después de su muerte, son estas dos -Tres tristes tigres La Habana para un infante difunto- las que constituyen el centro de la escritura de Cabrera Infante.

Las dos tienen como eje de referencia aquella Habana a la que el autor llegó de muchacho–infante difunto- desde un pueblo tropical y costero de la provincia de Oriente. En La Habana inauguraba su adolescencia deslumbrado por la capital, sus coches y sus luces, sus avenidas y sus multitudes, pero sobre todo por una peculiar forma de hablar –él solía decir que estas obras no las había escrito en castellano, sino en cubano- y por esa forma de mirar al mundo tan peculiarmente cruzada de distancia y apasionamiento que allí llaman “choteo”.

Si la primera es, en palabras del propio Cabrera Infante, “una galería de voces, casi un museo del habla cubana, en la que generaciones por venir podrían oír hablar a sus ancestros”, y la segunda un museo de mujeres, ambas constituyen un díptico imprescindible en el panorama de la novela latinoamericana.

Dos recreaciones de La Habana anterior a la revolución, dos reconstrucciones desde la memoria de la educación erótica y sentimental del protagonista en dos novelas que –señala Vicente Molina Foix en su prólogo- “muestran dos caras de un autor, dos ritmos, dos comicidades, aunque un solo paisaje, la ciudad real de La Habana, soñada, en la primera de las novelas como una radiante ecuación de acertijos y travesuras mentales, y en la segunda hecha carne: la felicidad de los placeres vulgares allí vividos.”

Y, sobre todo, desde sus títulos, una fiesta del lenguaje, una celebración lúdica del estilo. Dos libros en los que la nostalgia de los cuerpos y la carnalidad de las palabras levantan una explosiva construcción verbal con la que Cabrera Infante propone una experiencia de lectura inolvidable.

Santos Domínguez

20/7/16

Miguel Ángel Asturias. Trilogía bananera

Miguel Ángel Asturias.
Trilogía bananera.
 Drácena. Madrid, 2016.

Con su cuidado habitual, Drácena publica los tres tomos de la monumental Trilogía bananera de Miguel Ángel Asturias con un prólogo de Ramón Chao y Gastón Segura.

Perteneciente al grupo senior de la nueva novela latinoamericana, Miguel Ángel Asturias es el fundador del realismo mágico, que fue “no un movimiento, sino un estilo”, como señalan Chao y Segura en su introducción.

Ese realismo mágico, una de las señas de identidad de la narrativa hispanoamericana, hunde sus raíces no sólo en las tradiciones afroamericanas del Caribe, sino en el fondo precolombino de la Guatemala en la que está ambientada toda la producción novelística de Asturias, que tiene su punto culminante en otra obra fundacional, El señor presidente, que inaugura esa otra tendencia fundamental que es la novela de dictador.

La Trilogía bananera tiene, desde su primera entrega, Viento fuerte (1950), hasta la última, Los ojos de los enterrados (1960), pasando por El Papa Verde (1954), su eje temático en el poder de la United Fruit Company, que construyó un modelo político-colonial que se conoce por eso con el nombre de república bananera y cuya poderosa presencia multinacional se convierte en el centro de los violentos episodios que García Márquez reconstruyó en Cien años de soledad.

Si Viento fuerte es la que tiene la estructura más clásica y Los ojos de los enterrados es una novela coral, la que contiene más personajes y más situaciones narrativas de todo el ciclo es El Papa Verde, la obra central de la trilogía, una indagación en la figura de Geo Maker Thompson, el Papa Verde, con una intersección constante del pasado y el presente para configurar al personaje fundamental de la trilogía.

Entrar en la prosa equinoccial de Asturias, “dotada de cuantas sonoridades quepan en una página en blanco” –escriben los prologuistas- es participar en una fiesta de la lengua, que tuvo en él uno de sus creadores más admirables, autor de este monumental conjunto narrativo que ha soportado el paso del tiempo con la solvencia de un clásico.
Santos Domínguez

18/7/16

Antonio Hernández. Viento variable



Antonio Hernández. 
Viento variable.
Calambur. Barcelona, 2016.

Entre la mirada interior y la exterior, entre el parque madrileño del Retiro y la bahía gaditana, entre el apasionamiento encendido y el escepticismo desengañado, entre la anécdota individual y su significado simbólico, Viento variable, el reciente libro de Antonio Hernández que publica Calambur, es una nueva pieza en la construcción de una sólida obra poética a la que su autor ha dedicado hasta ahora más de medio siglo.

Articulado en torno a distintos leitmotive que recorren sus secciones, Viento variable es una composición que, como las sinfonías, combina la coherencia unitaria y la autonomía de sus movimientos con la pertenencia a un conjunto que le otorga su sentido más profundo.

A estas alturas de su obra, cada nuevo libro de Antonio Hernández es un ejercicio de riesgo, el que asume aquí por ejemplo al situar su texto en la encrucijada de géneros, entre lo narrativo y lo lírico, y en el mestizaje de lenguajes y registros, entre el prosaísmo deliberado y la ambición expresiva.

Pero además, cada nuevo título de un autor consagrado tiene la obligación de ser una nueva aportación dotada de sentido propio que la justifique en sí misma y que a la vez ilumine el resto de su obra poética retrospectivamente.

Esa responsabilidad, que Antonio Hernández cumplió ejemplarmente en Nueva York después de muerto, es la que orienta también la escritura de este Viento variable, una nueva piedra fundamental en el conjunto de la poesía de un autor imprescindible en la poesía española de los últimos cincuenta años.
Santos Domínguez

15/7/16

Rubén Martín Díaz. Fracturas



Rubén Martín Díaz.
Fracturas.
Nausícaä. La rosa profunda. Albacete, 2016.

"Quien escribe al poeta es el poema. / Y nunca lo contrario", explica Rubén Martín Díaz en el poema que cierra sus Fracturas, el libro con el que ha obtenido el último Premio de poesía Barcarola.

En esa declaración final se encierra todo una manera de entender la escritura y la relación del poeta con la creación, con el mundo y con él mismo a través de la memoria y de la palabra.

La evocación del tiempo perdido preside este libro desde el lema inaugural de José Emilio Pacheco –“Mira las cosas que se van, / recuérdalas, / porque no volverás a verlas nunca.” Un libro que desde un jardín con niebla transita por la memoria de las pérdidas con la mirada serena del poeta y la emoción contenida de su palabra acompasada al ritmo tranquilo de sus versos.

Una música que surge más del interior de él mismo que de fuera, pese a la presencia constante de la naturaleza en estos poemas que miran al árbol o al insecto, al fuego y al otoño para hablar del transcurso y de la conciencia de lo fugaz, de la búsqueda de la propia identidad, del ser en la palabra como forma de habitar el mundo: “yo estoy en las cosas / y me pienso al pensarlas."

Santos Domínguez

13/7/16

Najwan Darwish. Nada más que perder



Najwan Darwish.
Nada más que perder.
Traducción de Juan José Vélez Otero.
Prólogo de Nathalie Handal.
Valparaíso Ediciones. Granada, 2016.

“¿Es tan grave, después de todo lo sucedido, que arroje al barro mi poesía?”, escribe el palestino Najwan Darwish (Jerusalén, 1978) en Nada más que perder, su primer libro en español.

Una colección de poemas que publica Valparaíso con traducción de Juan José Vélez Otero y prólogo de Nathalie Handal, que destaca el valor universal de esta poesía, en la que conviven el sufrimiento del pueblo palestino y la memoria personal del poeta, la conciencia individual y la colectiva, lo íntimo y lo público,  el amor y la intifada,  

“Yo estaba allí”, escribe Darwish. Y en ese cruce entre lo interior y lo exterior se cimenta la mirada de un poeta en cuyos versos confluyen personas y lugares, lo clásico y lo contemporáneo, lo exterior y lo interior en poemas que son flechas punzantes que se dirigen a lo más profundo del lector.

Una poesía que es a la vez testimonio y lamento, llanto y rebeldía, sentimiento y denuncia, mirada al presente y ensoñación del pasado. 

Es la primera vez que se traduce un libro de Najwan Darwish al español y se nos ofrece en una magnífica traducción de Juan José Vélez, que -señala en su prólogo Nathalie Handal –“revela todo lo que esperamos de una traducción de poesía. Capta el significado y la música de los poemas de Darwish, trata cuidadosamente cada palabra y detalle lingüístico y hábilmente ofrece a los lectores en español la fuerza hechizante y la belleza de estos versos.”

Santos Domínguez

12/7/16

Marcel Ruitjers. El Bosco


Marcel Ruitjers.
El Bosco.
Traducción de María Rossich.
Rey Naranjo Editores. Barcelona, 2016.
                                             
Cuando se cumple medio milenio de la muerte del artista holandés, ReyNaranjo Editores publica El Bosco, una espectacular novela gráfica de Marcel Ruitjers.

Una aproximación interpretativa a la obra de Hieronymus Bosch a través del día a día de aquel observador crítico de la vida y de su época: la lujuria y la avaricia, el infierno y el paraíso representados en los recuerdos y las visiones de aquel pintor que desarrolló su arte con el impulso de la genialidad y la constancia de un artesano.

Una espléndida novela gráfica que reconstruye el mundo pictórico visionario del Bosco a la luz de las experiencias cotidianas de aquel artista que fijó en su deslumbrante simbolismo la oscuridad del otoño de la Edad Media.

Una obra que se alimenta del imaginario plástico del Bosco para iluminarlo y revivirlo desde dentro, desde el acontecer diario del pintor a través de la expresividad rotunda de su dibujo y de un guión espléndidamente construido, en el que se leen frases como esta, puesta en boca del Bosco, quizá la clave que explica sus pinturas: “vistos de reojo, quienes creen que nadie los observa se muestran como las bestias que son realmente: ¡he aquí al hombre!”

Una biografía dibujada sobre el trasfondo de una ciudad, Den Bosch, aquella “pequeña Roma” que tenía oídos y sufrió un gran incendio que la destruyó en parte. Su relación con el poder, su crítica del clero corrompido y de la degradación del pueblo, las estampas venecianas que le sirvieron de inspiración, el origen y la intención de su simbología se reconstruyen visual y narrativamente en los distintos episodios de este volumen, que se completa con un apéndice documental en el que se explican las referencias históricas y visuales sobre las que se sustenta esta espléndida novela gráfica.

Santos Domínguez

11/7/16

Antonio Gamoneda. Niñez


Antonio Gamoneda.
Niñez.
Antología.
Selección y prólogo de
Amelia Gamoneda Lanza.
Calambur. Barcelona, 2016.

Mitología íntima titula Amelia Gamoneda Lanza el prólogo de Niñez, la antología temática de Antonio Gamoneda que publica Calambur.

Una antología organizada en tres partes que responden a la secuencia temporal de la infancia como mirada al pasado, como persistencia en el presente y como permanencia en el futuro de sus descendientes, porque “como todo mito –explica Amelia Gamoneda en su prólogo-, la niñez pervive más allá de su momento, impregna la vida entera, y contarla supone también un modo de hablar del presente.”

Niñez se nutre de muchos de los libros de Gamoneda, pero especialmente de Lápidas, de Un armario lleno de sombras y de Cecilia para articular sus tres partes: Manos, balcones, en la que la figura tutelar de la madre y el espacio del balcón -intermedio entre la ciudad y el campo- de una casa en la periferia presiden la evocación desolada del miedo y el frío, de la crueldad y la melancolía, de la guerra y la tristeza de los trenes.

La segunda parte, El resplandor en la sombra, aborda la presencia de la niñez en la vida del adulto y la tercera, En otro pensamiento, habla del futuro a través de otras infancias, la de sus hijas y su nieta, de cuya luz le separa un hilo de sombra: “quizá estamos ya separados por un hilo de sombra y cada uno está en su propia luz / y la mía es la que tú vas abandonando.”

Santos Domínguez

8/7/16

Cervantes. Poesías



Miguel de Cervantes.
Poesías.
Edición de Adrián J. Sáez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2016.

Un inteligente estudio introductorio que aborda las claves temáticas y estilísticas de la poética cervantina y su evolución y una amplia bibliografía abren la edición de la poesía de Cervantes que ha preparado Adrián J. Sáez para Cátedra Letras Hispánicas.

Un volumen que recoge toda la poesía que publicó fuera de sus novelas y su teatro: treinta y cuatro poemas sueltos -patrióticos y religiosos, laudatorios y burlescos- en orden cronológico, la Epístola a Mateo Vázquez, el Canto de Calíope, el Viaje del Parnaso y de todas las poesías atribuidas solamente las cuatro que con más probabilidad pudieran ser suyas.

Cervantes, que siempre tuvo dudas sobre su capacidad como poeta –“la gracia que no quiso darme el cielo”, “más versado en desdichas que en versos”- fijó el canon poético de su época en la galería de poetas que mencionó en el Canto de Calíope y en el Viaje del Parnaso.

Miró su poesía con una sensación constante de fracaso y elaboró un discurso poético a contrapelo, en palabras del antólogo, que define su obra como propia de “un ingenio a caballo entre varias tradiciones poéticas en un momento de crisis.” Entre la tradición de Garcilaso y la renovación gongorina, entre lo culto y lo popular, Cervantes se quedó como un poeta en  tierra de nadie a medio camino entre los mundos poéticos y los modos estéticos castellanos y andaluces.

Santos Domínguez

6/7/16

Olga Bernad. Perros de noviembre




Olga Bernad.
Perros de noviembre.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016.

"A quién preguntaremos por la página en blanco,/el cielo y el infierno de los nombres /que hemos dejado atrás", escribe Olga Bernad en uno de los textos de Perros de noviembre, su última entrega poética que publica La Isla de Siltolá en su renovada colección de poesía.

Con la voz potente y el ritmo acompasado de sus versos en los que conviven la meditación y el sentimiento, la pasión y las pérdidas, los poemas de Perros de noviembre hablan de la memoria y el deseo, del sueño y la tristeza, de la búsqueda y del desengaño, del amor y el infierno, de los perros y la nada.

Y lo hacen con una voz personal sólida y convincente, con un lenguaje fluido y un tono directamente confesional, con unas imágenes poderosas que le permiten viajar al fondo de sí misma en una larga travesía por un mundo opaco y un tiempo fugitivo entre la llama y los espejos, a través de un silencio que se posa en el miedo y en la noche mientras cae la vida  “como una absurda lluvia incomprensible."

Santos Domínguez

5/7/16

Algo dicen los árboles


Diego Ropero-Regidor.
Algo dicen los árboles.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016

De pronto algo se movió en la tierra. / Algo dicen los árboles en la penumbra.

Esa cita del turco Nazim Hikmet, uno de los grandes poetas del siglo XX, encabeza la primera de las cinco secciones de Algo dicen los árboles, el libro que Diego Ropero-Regidor publica en la colección Tierra de La Isla de Siltolá.

Como esa, las otras cuatro partes del libro van introducidas por citas de Pessoa, de Juan Ramón, del Qumrán y de Milosz. Citas que tienen en los árboles, reales y metafóricos a la vez, su eje de referencia como objeto de contemplación y de reflexión.

Los poemas en prosa que lo integran evocan la complicidad del árbol como interlocutor, como confidente de la meditación del poeta sobre el paso del tiempo. En sus raíces y sus troncos, en sus ramas y sus hojas se lee la coexistencia del pasado y el presente, una de las líneas vertebrales de Algo dicen los árboles, en cuyos textos conviven también la contemplación del presente y la evocación del pasado.

Se suceden aquí la vida y la memoria, el cansancio y la eternidad, el rostro inexpresivo de un ahogado y los barcos que navegan a la deriva, las señales de nieve en la tormenta perfecta del futuro y un cazador de insectos, la nostalgia de la niñez y los paisajes -monte y marisma- de Moguer, la evocación del mundo clásico y la contenida expresión amorosa desde una mirada que fusiona lo exterior y lo interior en la palabra del poeta, convertida en lugar de encuentro del yo y el mundo.

No sólo el pasado y el presente, lo exterior y lo interior, también el tiempo y el espacio se funden en este libro, de manera que el espacio se transmuta en tiempo, en cambio de escenario en el que persiste una luz intenmporal y además, si no el agua, la memoria del agua y su arquitectura en los molinos de mareas o en las norias. La memoria del agua sanadora que bebía Séneca o la que añora el expatriado andalusí Abdallah al-Mogauir. O la memoria del fuego en las cenizas.

Los textos de Algo dicen los árboles son la expresión de un alma en vilo para quien la vida es “una babel que rumia por los callejones y no precisa de llamador para hacerse notar entre la muchedumbre.”

Porque no sólo de árboles -esos árboles a los que oyó hablar Juan Ramón- están hechas estas páginas en las que los cuatro elementos clásicos -agua, aire, fuego y tierra- mantienen una evidente relación con los árboles en medio de un mundo sin dioses en el que "estamos definitivamente solos."

Y tras el penúltimo autorretrato de Todo lo que soy, cierra el libro la confesional Coda Me superan los árboles:

Estoy viviendo -dicen- la tragedia de los dioses
cuyos nombres se apelmazan,
como las cenizas, en una urna funeraria.
Me superan los árboles; junto al lecho de mi madre,
fiel a su corriente decantada que busca el mar, 
yacen los pecios de todas las batallas. 
Porque vivir es una declaración de intenciones,
preludio de un sol decapitado 
cuando remo a contracorriente 
separando el magma de la hojarasca, 
hasta caer vencido por el sueño.


Santos Domínguez

4/7/16

Edgar Allan Poe. Poesía completa

Edgar Allan Poe.
Poesía completa.
Edición bilingüe de José Francisco Ruiz Casanova.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2016.

“Para mí, la poesía no ha sido una intención, sino una pasión”, escribió Edgar Allan Poe. Una pasión prolongada e intensa en la que proyectó no sólo su capacidad creativa y su imaginación, sino una reflexión lúcida sobre las técnica poética: el verso, el ritmo, la rima o la construcción del poema.

En una matemática tiniebla dejó retratado Neruda a Poe, el primer poeta importante de la tradición norteamericana, en el Canto General. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que dirigió su lucidez y su premeditación al análisis de los mecanismos del cuento y la poesía. Porque Poe desconfió de la inspiración y creyó en el trabajo del texto. No alimentó su poesía del material de la existencia cotidiana. Filtró la realidad en forma de visiones y habitó el territorio de la ensoñación.

“Con frecuencia he creído oír el sonido de la oscuridad acercándose furtivamente desde el horizonte”, afirmó Poe sobre su poesía, compuesta en los límites de la imaginación y en las fronteras de lo consciente, entre la música inefable del misterio y la precisión de la matemática.

La melancolía fue para él el más legítimo de los tonos poéticos, así como la muerte le parecía incuestionablemente el tema más poético del mundo. Por eso su poesía está poblada de símbolos oscuros, de ritmos hipnóticos y atmósferas visionarias.

La edición bilingüe de la Poesía completa de Poe en Cátedra Letras Universales, rematada con su imprescindible ensayo Filosofía de la composición, recoge los cuatro libros que publicó en vida entre Tamerlane and Other Poems (1827) y The Raven and Other Poems (1845), a los que se añade el póstumo Últimos poemas, que reúne los textos que Poe escribió entre 1847 y 1849, el año de su muerte. Entre ellos figuran algunos de sus mejores poemas como Las campanas, Un sueño en otro sueño Annabel Lee, uno de sus textos más conocidos junto con El cuervo, que con su repetido estribillo oscuro –Nevermore- se convierte en un profeta de las sombras y en un emisario de las fuerzas infernales. 

Santos Domínguez

1/7/16

La cuarta persona del plural




Vicente Luis Mora (ed.)
La cuarta persona del plural.
Antología de poesía española contemporánea
(1978-2015).
Vaso Roto. Madrid, 2016.

La cuarta persona del plural. Antología de poesía española contemporánea (1978-2015) que ha preparado Vicente Luis Mora y que publica Vaso Roto propone una selección de la obra de 22 poetas españoles nacidos entre 1958 (Rikardo Arregi) y 1979 (Juan Andrés García Román) que reflejan un panorama plural de voces, temas y poéticas.

Tan representativa y tan discutible como todas las antologías, la panorámica que ofrece este volumen muestra una pluralidad de voces caracterizadas por su orfandad y por la “soledad metafísica a la hora de lanzarse al territorio poético” de la que habla Vicente Luis Mora en su amplio y denso estudio introductorio.

De Jesús Aguado a José Luis Rey, de Esperanza López Parada a Álvaro García, de Jordi Doce a Julieta Valero pasando por Pablo García Casado o Eduardo García, la dispersión de referentes, las poéticas dispares y la estética compleja de los poetas antologados dibujan un paisaje extenso que, por encima de la disparidad de criterios sobre ausencias y presencias que suscita cualquier antología, se convierte en un referente insoslayable para entender la situación de la poesía española actual.

Santos Domínguez