12/5/17

Sombra roja


Sombra roja. 
Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985).
Selección y epílogo de Rodrigo Castillo.
Vaso Roto Ediciones. Madrid, 2016.

Las muchachas bailan

Dónde están bailando, dónde las muchachas, todas, Sus sonrisas ahogadas por las piedras. Dónde el fragmento de sus cuerpos. Digan, dónde las muchachas bailan, dónde levantan las manos pálidas, no sus huesos —revoltijo para los perros—. Digan dónde, dónde quedan las voces, luces en la arena, no sus marcas en las dunas. Dónde las muchachas no están muertas, dónde el aire sacude sus cabellos, no como una ofrenda sino como la cosa viva que tomaron.

Ese poema en prosa de Mónica Nepote (Jalisco, 1970), alusivo a los múltiples asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, es uno de los que forman parte de la abundante muestra Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985), la antología que define Rodrigo Castillo como “un universo sin preámbulo” en el epílogo –‘El único lugar posible’- de este volumen que ha preparado para Vaso Roto.

Para la selección de las poetas incluidas en esta antología, Rodrigo Castillo ha utilizado, además de unas fechas de nacimiento comprendidas en las dos décadas largas que separan a la mayor -Cristina Rivera Garza (Ciudad de México, 1967)- de la menor -Karen Villeda (Tlaxcala, 1985)-, otros dos criterios combinados: que las autoras tuvieran publicados un mínimo de cuatro libros y que el más reciente de ellos no fuera anterior a 2013.

Se garantiza así no sólo que las poetas antologadas eran autoras de una obra con recorrido, sino con vigencia en su continuidad. Autoras que “conforman –en palabras del antólogo- una micro constelación que encarna un atlas plural que conjura visiones de las escrituras del presente disparadas en direcciones que no tendrían por qué sujetarse necesariamente a poéticas establecidas. Pensar en el territorio en el que se producen estas escrituras es ver un cielo abierto.”

Y así, desde la escritura plural y alucinada de Cristina Rivera Garza, también narradora y ensayista, a la poesía que integra palabra y multimedia de Karen Villeda, en este amplio panorama de la poesía mexicana actual, por encima de su diversidad de tendencias y tonalidades, llama mucho la atención el experimentalismo integrador de lenguajes verbales, musicales y plásticos.

Poesía que es el  resultado de la mirada y el lenguaje, de la imagen y el ritmo. Poesía del descubrimiento, de la resistencia y la experimentación, de la deconstrucción y la integración.

Escritura en libertad, poesía que se manifiesta con muy variados matices y temas: desde la radicalidad del lenguaje poético de Minerva Reynosa (Nuevo León, 1979) o la fusión de poesía, música e imagen de Rocío Cerón (Ciudad de México, 1972) a la poesía onírica de Claudina Domingo (Ciudad de México, 1982), uno de los nombres emergentes en la poesia hispanoamericana actual, o la poesía acumulativa, atravesada por el amor y la ausencia, de Maricela Guerrero (Ciudad de México, 1977), que escribe versos como estos:

es la  resaca 
el exilio 
de tus ojos 
lo que me hace pensar en estas cosas (suceden) 
seré un pez ceñido 
a tu cintura 
tú 
el sol 
la ausencia 
donde gravita 
este naufragio.

O estos otros con los que Xitlalitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara, Jalisco, 1982) abre su Apnea del sueño

Esto es agua / respira / abismo minúsculo dentro de otro / caes / dentro de ti caes/ dentro caigo/ todo en mí suspendido / hacia adentro / espasmos oscuros / asfixiarme es nacer / estoy naciendo / esto es agua.

Santos Domínguez